
La diputada guipuzcoana Pilar Garrido (la oficial) y la militante vizcaína Marisa Gadea se enfrentan en unas primarias que, salvo sorpresa mayúscula, concederán el poder a la primera de las aspirantes y devolverán definitivamente la organización vasca, tan abonada a los terremotos internos, a las manos de afines a Pablo Iglesias.