El programa del PNV proyecta la imagen de un árbol con raíces sólidas que cobija a una Euskadi «con identidad y autogobierno».
Bajo las ramas de ese árbol caben todos.
«Tenemos un modelo propio, eficaz, abierto, en el que todas y todos tenemos algo que aportar, basado en el trabajo compartido entre las instituciones, abierto a la colaboración con los agentes económicos y sociales, un modelo con principios, compromiso y responsabilidad».